NUESTROS ANTEPASADOS:
Los Tahamíes de Antioquia, fueron los primeros que ocuparon nuestro territorio, entre el Porce y el Magdalena, se asemejaban a los Muiscas por sus costumbres y estado social; ejercían una agricultura rudimentaria, fabricaban vasijas de barro, tejían y teñían telas de algodón y trabajaban el oro modelando figurillas de hombres y animales
FUNDADOR DE CARACOLÍ RODOLFO CEBALLOS:
Nació en la población de Santo Domingo el 13 de abril de 1.863, hijo de Concepción Ceballos. A muy corta edad quedó huérfano y en condiciones muy desfavorables para hacerle frente a la vida. A los 15 años, se ofreció para prestar el servicio militar y allí por su ejemplar conducta fue ascendido a cabo segundo; terminado el tiempo de servicio obligatorio fue motivado por sus superiores para que continuara la carrera militar pero su espíritu aventurero lo impulsaron a volver al mundo. Volviendo a sus tierras de origen, se asocia con un negociante, don Alejo Patiño, con quien compartiría grandes aventuras en el futuro. Ambos se arriesgaron a viajar en busca de la diosa fortuna, fue así como llegaron al lugar poblado de árboles caracolíes, donde acamparon para iniciar el desmonte al día siguiente. Realizaron varios trazos iníciales, de lo que hoy es la calle principal, levantaron cuarenta ranchos de paja, los que alquilaron y vendieron posteriormente a nuevos colonos que iban llegando procedentes de "Sardinas de la Plata", este pequeño caserío, fue bautizado con el nombre de Caracolí. Contrajo matrimonio con la hija de su socio: Pepa Patiño, cuando contaba 22 años, donde nacieron 16 hijos. En 1.919 perdió a su esposa y 1 año más tarde se casó en segunda nupcias con la señora Ana Rivera. Don Rodolfo murió en la ciudad de Medellín 19 de noviembre de 1.952, después de haber visto crecer y desarrollar el pequeño caserío. ANA RIVERA DE CEBALLOS SEGUNDA ESPOSA DEL FUNDADOR Doña Ana Rivera de Ceballos, llegó a Caracolí en 1.918 como directora de la Escuela Urbana de Niñas. Don Rodolfo en ese entonces tenía su hogar bien formado con doña Pepa Patiño y habían procreado cinco hijos. En ese tiempo sólo existía la pequeña plaza, la estación y parte de la calle primera o del comercio. La Escuela Urbana de Niñas funcionaba en la casa conocida como de "Los Galeanos" de donde pasó a la calle de "Los Limones" y más tarde cerca al puente que comunicaba con el río Nús. Un año después de morir la señora de Don Rodolfo, la tomó por esposa y de su matrimonio nacieron 16 hijos, ocho de los cuales aún viven.
LOS PASOS DE LA FUNDACIÓN:
De una solicitud al gobernador, firmada por 1.300 residentes y el Concejo Municipal de San Roque, no vio con buenos ojos que se le fuera a privar de la parte más rica de su territorio. En medio de una gran expectativa llegó la ordenanza 19 de noviembre 30 de 1963 por la cual se crea el municipio de Caracolí. Cuando llegaron por primera vez los colonizadores a este lugar, trazan una calle con los 40 ranchos de cancel en la dirección Norte-Sur, la que llevaría el nombre de "calle del comercio". La riqueza agrícola de aquel entonces, hizo que se ampliara el número de viviendas por el mismo crecimiento rápido que estaba dando la población. No obstante el tipo de habitación no había variado su estructura. Esto obligó a que se abrieran otras calles como: Los Limones (por que allí existían muchos de estos árboles). Palanquero (Por el tipo de edificación característico que se estableció allí en forma de zancos o palenques, por que el terreno era muy cenagoso). Al pasar de los años, el tipo de construcción variaba, pero con extremada lentitud. Las estructuras de las viviendas se sienten afectadas por tres fenómenos naturales representados en: Dos incendios y una inundación, que obliga hacer cambios rápidos y sin ningún tipo de planeación tanto en las viviendas como en la apertura de otras calles de la población. Uno de los fenómenos se dio por la explosión de una estufa de gasolina que al encenderse en un local de una cafetería, llegó hasta el alumbrado público y se extendió por las demás construcciones de cancel existentes, causando una conflagración de grandes consideraciones pero sin pérdidas humanas. Otro hecho de esta misma clase se da cuando curiosamente alguien suspende una colilla de cigarrillo encendida cerca de uno de los depósitos de gasolina que tenía el señor Rodolfo Ceballos, quien en ese entonces le vendía combustible al ferrocarril para la máquina que adelantaban obras cerca de nuestra comarca. Un tercer fenómeno surge cuando en una época de invierno, la gran sedimentación y una serie de materiales de desechos obstruyen una de las alcantarillas que cruzaban la vía del ferrocarril y gran parte de la población. Las aguas corren exageradamente por las calles causando serios deterioros, tanto a las viviendas como a las vías públicas de las cuales unas disponían de empedrado y otras eran totalmente descubiertas. Como ven estos hechos fortuitos hicieron que Caracolí cambiara en menos de tres décadas su estructura total, porque los incendios causados arrasaron con la mayoría de las edificaciones existentes en cancel, para así sus habitantes reconstruyeran sus viviendas en material.
EL FERROCARRIL DE ANTIOQUIA, VIDA DEL MUNICIPIO:
Desde la mitad del Siglo pasado cuando el Estado Soberano de Antioquia empieza a mostrar un incipiente desarrollo, surge la necesidad de construir una vía de comunicación más rápida y cómoda que los caminos de herradura utilizados hasta entonces para incrementar el comercio de importación y exportación. Después de estudiar varias alternativas se opta, en 1.873 por construir un "Camino de Carriles de Hierro" entre Medellín, su capital y en un sitio determinado en el río Magdalena. Desde que el ferrocarril de Antioquia empezó a extender los rieles para la línea férrea que se construía de Puerto Berrío a Medellín se utilizó como vía regular de comunicación el camino denominado “La Banca”, para transportar la carga de Pto. Berrío hacia el oriente del departamento y Medellín; pasando en ocasiones por San Roque y en otras por Cisneros. En dicho camino que conduce al Samaná se fundó un caserío que se llamó “Sardinas de la Plata”. Se establecieron en este lugar pocas casas con una pequeña capilla. Mientras esto ocurría ya la línea férrea llegaba hasta donde hoy se encuentra el municipio, habiéndosele dado el nombre de Caracolí por existir en este un territorio abundantes árboles con ese nombre. En vista de la importancia adquirida con el ferrocarril, la gente de Sardinas se fue desplazando hacia el campamento plantado desde 1.886 por obra del señor Rodolfo Ceballos oriundo de Santo Domingo quien era propietario de varias fincas entre ellas: La Reina, El Alto del Sol, Las Vegas y todo el que se extiende desde el sector llamado el kilómetro 62 hasta donde empieza la Falda de Pavas y las cedió al Ferrocarril de Antioquia, toda la zona o Banca para el trazado del ferrocarril pasando por las fincas y dividiendo sus propiedades. A mediados de 1.895 la carrilera tendida llegaba hasta el k. 55 cerca de Caracolí, había servicio de un tren diario entre Puerto Berrío y Monos, y los rendimientos económicos iban en aumento. En enero de 1.897 estaban construidos casi 60 km. de línea. La empresa tenía un hospital para los trabajadores en el sector denominado San Rafael atendido por el doctor Marcos Aristizábal; un equipo de material rodante bastante completo incluyendo 7 locomotoras; y un magnífico personal técnico formado por FCN. El 7 de agosto de 1.897 se inauguró el servicio de tren en Caracolí, su llegada trajo la esperanza y el desarrollo a los habitantes de este bello lugar. Su recorrido de Medellín a Puerto Berrío, cada día dejaba en esta estación férrea turistas con ganas de invertir, buscar mujer y un mejor futuro. Fueron muchas las familias que surgieron debido al paso del tren, muchos contratados directamente por la empresa ferroviaria y otros informalmente subsistieron con sus ventas de morcilla, leche con bocadillo, pescado frito, cigarrillos, avenas y mil cosas más. Debido a la privatización, el Ferrocarril fue vendido a FERROVIAS, empresa privada que fracasó y abandonó vías y maquinarias. En Caracolí, dejó de pasar el tren y prestar sus servicios el 10 de enero de 1.999. Allí murieron las esperanzas de toda una región que paso a paso muestra los indicios de una crítica agonía. Llegó la pobreza, el hambre y el abandono. Paso a paso las familias fueron desplazándose a otros lugares en busca de un mejor porvenir. Las estaciones ferroviarias se fueron derrumbándose por el abandono, las tejas se fueron cayendo, hoy sólo encontramos una fachada vieja donde es utilizada para pegar afiches electorales. Doña María que vendía avena hace 7 años, hoy espera que sus ingratos hijos le envíen un bocado de comida para no morirse de hambre. Pedro sale todos los días a caminar y se le encharcan los ojos cada que pasa por la vieja estación férrea. Y si con esto no bastara, un lunes del año 2.001, llegaron los dueños de los ajeno y sin nadie darse cuenta, se robaron la campana que en tantos años anunció la llegada del tren. La campana de Caracolí era la única que sobrevivía de la época que llegó el ferrocarril a Antioquia. Su valor era incalculable, dicen que se la llevó un coleccionista.
ORIGEN DE CARACOLÍ:
Caracolí, fue fundado en 1.886 por el señor Rodolfo Ceballos. Cuando llegaron los primeros colonos, esta región era rica en árboles corpulentos maderables llamados caracolíes, que contribuyeron a unas mejores condiciones de vida para quienes abrieron por primera vez la trocha que serviría de asentamiento a las rústicas habitaciones de cancel. Queda claro que con el desplazamiento de los primitivos pobladores de la vereda Sardinas de la Plata hacia la pequeña hondonada, con características de valle boscoso; el atractivo de estos arboles fue el apoyo para que con el aserrío se construyeran las primeras viviendas. Ya como fruto de una larga y meditada inspiración, uno de los moradores, don Rodolfo Ceballos le asignó al sitio el nombre de Caracolí. Aquellos que llegaron por primera vez a esta región, supieron contemplar para su beneficio, todos aquellos ejemplares y por eso lo tomaron para el aserrío y construir con sus piezas de madera un rancherío -40 chozas- que sirvió de albergue a las familias de los colonos y que se desplazaron de Sardinas de la Plata hacia el nuevo asentamiento. Al descubrirse algunas minas de oro incrementó el número de habitantes. Por ello en las riveras de la quebrada "La Reina" y el río Nús, se montaron molinos para la explotación de minas de veta, descubierta por don Rodolfo Ceballos en el Alto de la Reina. El primer apoyo para sus colonizadores lo brindó el Caracolí que hoy como único testigo de aquellos árboles, lo vemos encumbrar sobre las montañas que con orgullo sobre las líneas del ferrocarril, ve cómo avanza el desarrollo de nuestro pueblo. La existencia de un camino de herradura que permitió comunicar a Puerto Berrío con la ciudad de Medellín, pasando por el oriente antioqueño, hizo que se estableciera un sitio de descanso para arrieros y mulas en un lugar donde existía una pequeña fonda y que inicialmente se denominó "San Felipe de las Barajas". Este paraje obtuvo dicho nombre a raíz de los diferentes juegos de azar que se ejecutaba en dicho albergue, entre los mismos arrieros hasta el punto de descargar las muladas y a parte de ello, jugaban las remesas que en ese entonces eran de oro y permanecían allí, hasta varios días. Se consolidó tanto el lugar y se acrecentaba tanto este tipo de juego, que tanto pasajeros como personas radicadas en aquella región, y que eran dedicadas a la minería, por la misma escasez de plata, se pagaban las apuestas con totumadas de oro y por ello con el tiempo las mismas gentes optaron por ir cambiándole el nombre al lugar por el de "Sardinas de la Plata". Crece el caserío y se establece un pequeño pueblo que trata de surgir ante las dificultades y necesidades acompañado de una serie de elementos culturales, fruto de las costumbres y hábitos de las gentes que frecuentemente por allí cruzaban. Se oficializa una capilla, una escuela y un cementerio. Con la escasez que toma el oro y a sabiendas de que el ferrocarril pasaría muy cerca de esta región, un grupo de colonos en compañía de don Rodolfo Ceballos y Alejo Patiño, se desplazan de Sardinas (tercer nombre que tomó el caserío) y se ubican en un pequeño valle por donde pasaría la vía férrea. Al encontrase con aquellos árboles, al aserrarlos, construyeron 40 ranchos de cancel que más tarde arriendan a otras personas provenientes de Sardinas, unos para continuar el trabajo agrícola, y otros para dedicarse a la minería, donde se encontraron con algunos frentes que los llevó a condicionar ciertos entables con machines movidos por fuerza bruta. De igual manera se descubrieron otras minas de aluvión primeramente en la quebrada "La Reina", el alto de la Reina y el río Nús, en donde todavía se observa los botadores de las excavaciones, con sus respectivos cortes. No se ha podido hallar el acuerdo del Honorable Concejo municipal de San Roque, que dio a Caracolí la categoría de corregimiento con el que ya figura en 1.905, pero parece que fue eliminado ya que en 1.923, por el acuerdo Nro. 19 de junio 29, se restablecía por decreto 61 del 22 de agosto de 1.951, el alcalde de San Roque suprimió este corregimiento, pero una semana después, el gobernador creaba allí una inspección departamental. A medida que la población progresaba, crecían los anhelos de los habitantes para lograr la separación del municipio de San Roque. El decreto 488 firmado por el entonces Gobernador Braulio Henao Mejía, creó en 1.951 una inspección de policía.
CARACOLÍ ESTA EMPEZANDO UNA FASE EN SU CRECIMIENTO QUE VIENE ACOMPAÑADA DE INQUIETUD, GESTIÓN, PERTENENCIA, ETC. DE SUS HABITANTES...YA NO SOMOS MÁS SÓLO ESTADÍSTICA, QUEREMOS APORTAR EN EL DESARROLLO DEL PUEBLO,,,BUENA POR TODAS ESTAS INQUIETUDES QUE AYUDAN A QUE LA COMUNIDAD SE MANIFIESTE..
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